Eucaristia pasqual amb el nostre bisbe
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HOMILIA DEL BISBE XABIER DE L'EUCARISTIA PASQUAL AMB LES COMUNITATS NEOCATECUMENALS DE LA DIÒCESI
Crist ha ressuscitat!, de veritat ha ressuscitat!
Nos encontramos en este tiempo pascual, a la espera de Pentecostés, en el gozo profundo de la Resurrección del Señor, y hoy, de un modo muy especial, nos reunimos con alegría para celebrar la Eucaristía con vosotros, Comunidades Neocatecumenales que habéis terminado el Camino. ¡Qué gracia tan grande poder contemplar los frutos del Espíritu en vuestra historia concreta, en vuestras vidas, en vuestras familias!, pero también que responsabilidad se abre sobre ante vosotros y ante toda la Iglesia. Responsabilidad para seguir haciendo sinodalmente, juntos, camino de vida cristiana como Pueblo de Dios, discípulos, misioneros. Esta es la llamada que os realiza vuestro obispo. Llamada precedida de reconocimiento y gratitud.
La Palabra de Dios hoy contiene dos discursos de despedida que marcan el final de un trayecto en la vida de Pablo y en la de Jesucristo. En los Hechos de los Apóstoles, san Pablo se despide de la comunidad de Éfeso. No les habla con estrategias ni con poder humano, sino con lágrimas, humildad y vigilancia. Les encomienda a "Dios y a la palabra de su gracia", sabiendo que vendrán dificultades y lobos rapaces. Pablo no se pone en el centro, pone en el centro a Cristo y recuerda a los presbíteros su responsabilidad pastoral: "cuidad de vosotros y de toda la grey". Hermanos, necesitamos crecer en la cultura de los cuidados, cuidarnos integralmente, cuidarnos más allá de cada comunidad de referencia, de la comunidad diocesana y cuidar de los más vulnerables y empobrecidos. Ser creyentes y creíbles por el testimonio y el anuncio.
Y en el evangelio, Jesús, en su oración sacerdotal, intercede por los suyos en un tono de despedida antes de su pasión: "Padre santo cuida en tu nombre de los que me has dado, para que sean uno como nosotros". No pide que los saque del mundo, sino que los preserve del mal. Jesús ora para que sus discípulos permanezcan en la verdad y en la unidad. Este es el desafío para una Iglesia que es experiencia de diversidad, de catolicidad. ¿Cómo daremos testimonio de unidad si nos mantenemos en las zonas de confort de cada comunidad de referencia? ¿Cómo haremos y construiremos experiencia de catolicidad entre todos? ¿Qué actitudes hemos de convertir todos?
Queridas comunidades, habéis llegado al final de una etapa preciosa, un tiempo de gracia en el que habéis redescubierto la riqueza del bautismo, la centralidad de la Palabra y la fuerza de la liturgia. Pero ahora empieza otro tiempo, el tiempo de la madurez eclesial. El tiempo de la plena diocesaneidad.
¿Qué significa esto? Significa lo que ya sabéis y muchos de vosotros ya practicáis, vivir en comunión y disponibilidad con la Iglesia diocesana, con su obispo, con las parroquias, con los otros carisma y realidades, como un fruto natural de la iniciación cristiana que habéis recibido.
Queridos hermanos, os pido que me ayudéis a cuidar nuestra Iglesia y contribuyáis a despertar en ella la cultura vocacional en comunidades acogedoras y misioneras. Es sentir con la diócesis, amar a la Iglesia concreta que camina en Sant Feliu de Llobregat. Cultura vocacional para que el Señor suscite vocaciones del Camino para nuestro seminario, para la vida consagrada y laical de nuestra diócesis.
Permitidme proponeros algunos gestos concretos:
- Gracias por participar, pero seguid participando activamente en la vida parroquial. Ofreced vuestra disponibilidad a los párrocos.
- Sed puentes de comunión. Que vuestro testimonio sea fermento d eunidad en medio de una Iglesia diocesana, diversa y misionera.
- Gracias por colaborar con la diócesis y los presbíteros en los proyectos pastorales e iniciativas diocesanas. Ese es vuestro lugar, ahí os seguimos esperando. Vuestra experiencia es un don precioso para muchos.
- Acompañad a los más jóvenes y a los más frágiles. El fruto de una iniciación cristiana adulta es precisamente el cuidado del hermano y de la misericordia ¿A dónde os estará llamando el Señor que os espera en la persona de los más vulnerables?
- Y por último, creed en la gracia y en los procesos, en la paciencia, en el comenzar de nuevo, en el sentido del humor y permaneced en la oración: Como Jesús en el evangelio, orad unos por otros, orad por la unidad de la Iglesia, orad por vuestro obispo.
No sois el final de algo, sino el comienzo de una nueva misión. Como Pablo estáis llamados a edificar, a servir, a testimoniar. Como Jesús, estáis enviados al mundo, no para huir de él, sino para ser sal y luz.
Que la Madre de Dios de Montserrat, os acompañe en este nuevo tramo del camino. Que el Espíritu Santo os mantenga firmes en la comunión, en la humildad y en la alegría pascual.
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